Consumo y gasto público provocan el bajo y lento crecimiento del país

Foto: Ricardo Montero

Analistas consideran que las variables en la que se apoya el desempeño económico son “vulnerables”. Hacen notar la caída de la tasa de desempleo, pero alertan un incremento del comercio informal. El control de la inflación genera un fuerte gasto.

La administración de Luis Arce cumple tres años en el poder. El presidente, hombre fuerte de la economía durante la presidencia de Juan Evo Morales, debe hacer frente a un escenario económico donde los factores endógenos y exógenos condicionan el crecimiento del país.

Con variables macroeconómicas que superan levemente a las de la prepandemia, el consumo apoyado en el mercado interno y el gasto público se presentan como el combustible que impulsa el crecimiento de Bolivia.

El economista Jaime Dunn, sostuvo que durante estos tres años de Gobierno del MAS se debe valorar el comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB), en 2022 (3,48%) estuvo ligeramente por encima del de 2019 (2,2%), también se debe destacar el bajo nivel de la inflación que la gestión pasada cerró en 3,12%, siendo un de las más bajas de la región, y un descenso de la tasa de desempleo que en 2019 era de un 4,8% y en 2022 se ubicó en un 4,3%.

Sin embargo, Dunn hizo notar que justamente la reducción de la tasa de desocupación es resultado de un aumento del comercio informal.

“El gran creador de empleos en el país desde la pandemia es el sector informal. El Gobierno en este aspecto no tienen nada que ver. El comercio, con más de un millón de personas, es el empleador más grande que hay en Bolivia”, observó Dunn.

Que remarcó que, si bien Bolivia crece, “pero la calidad del crecimiento es lo que debe importar. Uno no se debe preguntar cuánto crece el país, sino cómo crece. Las variables de crecimiento son las inversiones, gasto público, consumo y exportaciones. Y Bolivia crece básicamente con consumo y gasto. Entonces el crecimiento apoyado solo en gasto y consumo no es de buena calidad”, precisó Dunn.

Sobre el tema, el analista económico, Mauricio Ríos, remarcó que si bien el Gobierno señaló que la economía nacional alcanzó los niveles de crecimiento de prepandemia “antes de la pandemia y los encierros de 2020, el país ya vivía un escenario de desaceleración cada vez más marcado, fundamentalmente por el exceso del gasto público, acumulación del déficit fiscal y deuda, además de una excesiva intervención estatal en la economía y sobrerregulación del sector privado”, dijo Ríos.

Desde el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas indicaron el PIB nominal de Bolivia, de $us 11.521 millones en 2006 llegó aumentó a $us 44.315 millones, en 2022.

“A pesar de un contexto internacional adverso, hay estabilidad de precios, se mantiene la inflación más baja a nivel de Sudamérica con 0,8% a junio de 2023 y se redistribuyen los ingresos en beneficio de la población más vulnerable”, subrayaron desde la cartera económica.

Como una muestra del buen desempeño económico desde esta dependencia gubernamental se puntualizó que al primer semestre de 2023 las ventas facturadas de los restaurantes a escala nacional llegaron a $us 312 millones, “en comparación con el mismo período de 2022 se observó un incremento del 15%. Por departamento, Santa Cruz registró un crecimiento de 16%, seguido de Cochabamba con 15% y La Paz con 12%”.

Las promesas de 2020

En su discurso como flamante presidente, Arce indicó que el Gobierno de facto dejó una economía con cifras que “no se veían ni en una de las peores crisis que sufrió Bolivia en el Gobierno de la UPD, en la década de los años 80 del siglo pasado”.

“Ha aumentado el desempleo, la pobreza y las desigualdades, tenemos ante nosotros el gran desafío de volver a reconstruir nuestra economía, de generar certidumbre, de generar crecimiento con la distribución del ingreso, de reducir las desigualdades económicas y sociales, pero estamos seguros que trabajando junto al pueblo lograremos una vez más superar las adversidades”, señaló Arce.

Que aseguró que durante meses planificaron una serie de acciones para activar “nuestra economía y se ha tomado la dinamización de la demanda interna, tenemos grandes proyectos que vamos a poner en marcha gradualmente en los próximos meses, cumpliendo así nuestro compromiso de campaña con el pueblo, porque día que pasa sin tomar acción es día que se complica la situación de Bolivia”, sostuvo en eso entonces el jefe de Estado.

Ante la consulta de si en estos tres años se cumplió las promesas electoras de Arce, Ríos manifestó que se mantienen igual las principales variables económicas que dañan al país y se han hecho presentes otras que complican el panorama económico.

“Sigue el exceso del gasto público, la acumulación de déficit fiscal, el incremento de deuda pública. Ahora en los meses anteriores se sumó la incapacidad de conseguir financiamiento, hubo la caída de un banco comercial, se profundizó la escasez de reservas del BCB y de dólares para el sistema bancario y financiero. Se aposto por la estatización de la administración de los fondos de pensión, hay un incremento de la inflación, siguen las derrotas en los tribunales internacionales, y cada vez es más preocupante la escasez de combustibles”, desgranó Ríos.

Para el economista, Darío Monasterio, existe una imposibilidad en cumplir lo que prometió Arce en su asunción al mando presidencial hace tres años y es el hecho de que el modelo que él ayudó a construir desde hace 17 años, que eran profundizar la redistribución del ingreso, forzar una industrialización y profundizar la participación del Estado en la economía a través, también, de la creación de más empresas estatales, se basaba en la explotación de los recursos naturales en una época de bonanza económica mundial y boom de los commodities.

“Al acabarse el boom y no tener La capacidad de gestión de continuar con la producción a través de grandes montos de inversiones nacional y extranjera, es que se ve imposibilitado de cumplir sus promesas de hace tres años. Adicionalmente, la disputa política interna del MAS con Morales, lo lleva a “atrincherarse” ideológicamente en sus preceptos socialistas que están condenados al fracaso y que no le permiten dar un cambio de timón y dejar atrás un modelo de estado, totalmente agotado”, argumento Monasterio.

Los desafíos

Ante este contexto económico Monasterio considera que los desafíos a superar si se quiere crecer de forma sostenibles es articular y facilitar la inversión privada, nacional y extranjera (que aumentaría el nivel de Reservas Internacionales Netas).

También se debe trabajar en el incentivo y la “facilitación” de negocios privados que según el economista podría incluso reducir el déficit fiscal al darle a las empresas privadas la posibilidad de invertir en obras públicas y recuperar su inversión y exportar sin restricciones los excedentes que permiten la provisión constante de alimentos al país a partir del modelo agro productivo cruceño, “a buen precio, sin inflación (y ojalá sin bloqueos) y el ingreso de divisas tan necesarias para el país hoy en día por las exportaciones (no tradicionales) de excedentes y por la inversión extranjera directa, atrayendo capitales con seguridad jurídica, dejando de priorizar la política por sobre la economía de la gente, generando empleo digno, con seguridad social y ahorro para la jubilación y cuidando el bolsillo de la gente de la inflación de la canasta básica de alimentos”, remarcó Monasterio.

Para el Gobierno, la receta se resume en una fuerte presencia en la economía, en la constante creación y administración de empresas estatales, en continuar con la entrega de bonos sociales.

 La baja inflación: un beneficio que le cuesta al país alrededor de $us 2.000 millones

Lograr estabilidad de los precios. Evitar las constantes modificaciones de los costos de los servicios, productos y alimentos, es una de los mayores logros que destaca el Gobierno y que constantemente hace notar.

Marcelo Montenegro, ministro de Economía y Finanzas Públicas, informó que a septiembre de 2023, la inflación en Bolivia se sitúa en 1,5%, “uno de los indicadores más bajos a nivel de Sudamérica, gracias a las medidas implementadas por el Gobierno Nacional para preservar la estabilidad de precios y cuidar la economía familiar”.

“En el marco de las medidas aplicadas para fortalecer el mercado interno, Montenegro resaltó el incremento sostenido en el valor de ventas y/o servicios facturados de los restaurantes, hoteles y transporte aéreo, sectores que fueron principalmente afectados por la pandemia del covid-19. La economía boliviana muestra indicadores que ya superaron el nivel de prepandemia, la tasa de desocupación sigue bajando y la inflación está controlada”, destacó Montenegro.

Al respecto, Dunn explicó que el control del a inflación subvencionada, al país le cuesta unos $us 2.000 millones.

“Como pocos países, el nuestro compra su inflación y el costo cada vez va en incremento. En algún momento será insostenible”, alertó Dunn.

El economista, Germán Molina, considera que la atracción de inversión y la generación de puestas de trabajo bien remunerados puede ser un aliciente al retiro gradual de la subvención.

Fuente: El Deber

Comentarios