Nuevo estudio muestra fraude antes de la caída del TREP

Un reciente estudio realizado por expertos de las universidades de Texas y Oklahoma (EEUU) demuestra que hubo fraude electoral en 2019, incluso antes de la paralización inexplicable de la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) el 20 de octubre, y que aumentó la diferencia a favor  del primero respecto al segundo en alrededor de 2,5% de los votos válidos, porcentaje suficiente para alterar el resultado de la elección y evitar una segunda vuelta.

La investigación, denominada “Evo Morales y el fraude electoral en Bolivia: Evidencia de un experimento natural y discontinuidad”, elaborada por el boliviano Diego Escobari, director del programa de doctorados de la escuela de negocios Robert C. Vackar en la Universidad de Texas RGV, y Gary A. Hoover, jefe del Departamento de Economía de la Universidad de Oklahoma, refuta estudios publicados en The Washington Post y New York Times (NYT).

“Usando información sobre el minuto y segundos exactos de la llegada de las actas al Tribunal Supremo Electoral (TSE), identificamos el fraude en la forma de un salto discontinuo en la diferencia entre los votos del Movimiento Al Socialismo (MAS) y de Comunidad Ciudadana (CC), cuando faltaba procesar el último 5% de las actas”, asegura Escobari a Página Siete. Afirma que “hay evidencia empírica, hay evidencia de fraude, antes de la caída del TREP, y gráficamente se evidencia por el hecho de la tendencia (a favor del MAS), lo que  no se puede explicar ni con los votos del 21F ni con los votos de otros partidos”.

Explica que el estudio “muestra evidencia de fraude antes de la caída del TREP porque las actas con fraude de Argentina llegaron al principio (por la diferencia de hora), con actas que registraban más votos para el MAS que el número de votantes registrados”.  Explica que los votos en Argentina “tuvieron un margen tremendamente favorable a Morales, la participación de votantes subió en 154,6%, entre el 2016 y el 2019, cuando en el resto de las mesas la subida promedio fue de sólo 4,8%”.

Escobari precisa que los resultados “muestran una manipulación sistemática de las actas, que comenzó antes de la caída del TREP”, la “interrupción aceleró la manipulación para que se pueda llegar al 10%” y “se estima que el fraude fue de  al menos 2,5% de los votos válidos, asumiendo que en 2016 no hubo fraude”.

De acuerdo con Escobari, el estudio compara los votos mesa por mesa con resultados del referendo de 2016. Sin fraude, continúa, los votos del MAS en 2019 deberían seguir la misma tendencia que los votos del Sí del 21F. Adicionalmente, dijo, usan los votos de otros partidos en el 2019 como placebo (no deberían mostrar fraude). “El fraude antes de la caída del TREP aumentó los votos del MAS y redujo los votos de CC para que la diferencia supere el 10% necesario y de esta manera evitar una segunda vuelta”. Explica que el estudio “usa la latitud y longitud de las 3.593 localidades registradas por el TSE para mostrar que el voto rural no juega ningún papel en la modificación de la tendencia en favor del MAS. Las actas llegan al TSE por internet. Fueron actas principalmente urbanas las responsables del fraude”.

Escobari y Hoover establecen que hubo fraude el 20 de octubre de 2019 con una base de datos que, según el economista boliviano, no tienen los autores de publicaciones en diarios estadounidenses; además utilizan la “frontera del conocimiento en herramientas estadísticas”. Explica que utilizan un estimador en tres diferencias (DDD). Primero toman la diferencia de los votos entre el antes y después de la caída del TREP, luego sacan una diferencia adicional con los votos de  2016, y finalmente una tercera diferencia con los votos de otros partidos.

Escobari explica que estas tres diferencias filtran de manera flexible cualquier tipo de ruido a nivel mesa que no sea fraude, incluso aunque este ruido no sea observado. Por ejemplo, señala, esto filtra cualquier rol que pueda tener la geografía, los apellidos, o preferencias electorales heterogéneas entre mesas. Escobari, también vicepresidente de la Sociedad Boliviana de Economistas, explica que el fraude no se efectuó únicamente cuando se paralizó el TREP, el domingo 20 de octubre a las 19:40, sino que la evidencia es consistente con el argumento de que fue preparado con anticipación, probablemente conociendo los resultados en los que Evo Morales perdió el referendo constitucional el 21F. “El punto clave en la figura es la brecha, el fraude grande vino con la caída del TREP, pero también argumentamos que es ingenuo pensar que todo el fraude dependía del TREP;  esto significa sólo si estaban perdiendo iba a caer el TREP, pero había evidencia que el fraude ya estaba siendo ejecutado antes de que caiga el TREP”, añade.

John Curiel y Jack Williams, que publicaron su artículo en el espacio The Monkey Cage’s de The Washington Post, concluyeron que “nuestra investigación no encontró ninguna razón para sospechar fraude”. Al respecto, el estudio de Escobari y Hoover señala que ellos “asumen que el 84% de las mesas no tienen fraude” y “replican precintos pequeños para pronosticar el 16% de las mesas después de la caída del TREP. Replicando estos recintos pequeños están muy probablemente replicando fraude”.

Nicolás Idrobo, Dorothy Kronick y Francisco Rodríguez, académicos de las universidades de Pennsylvania y de Tulane, concluyeron en una publicación del New York Times que el aumento de los votos de manera “inexplicable” a favor de Morales al reanudarse el conteo, 23 horas después, no se debe a la comisión de fraude.

Al respecto Escobari y Hoover señalan que “cometen tres errores descalificadores”. Omiten 4,4% de las actas, un grupo que nunca fue reportado en el TREP y que se mostró que tiene fraude; especulan que la tendencia favorable a Morales no es fraude porque se puede explicar por los apellidos de los votantes. Escobari dijo que en su estudio se utilizan los apellidos de más de 200 mil jurados y métodos que eliminan las diferencias entre mesas para mostrar que hubo fraude no explicado por los apellidos. Señala que tratan de comparar el 2019 con el 21F, pero erróneamente promedian los votos de las mesas dentro del mismo recinto. Al sacar promedios borran el fraude.

Página Siete

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