El clero advierte una deplorable situación de los derechos humanos. Consideran que ya no se puede postergar una verdadera reforma a la administración de justicia en el país.
Los obispos del país emitieron este lunes un comunicado en el que expresan su preocupación por la falta de “piedad” en el trato que recibe la expresidenta Jeanine Áñez y la manipulación de la justicia, que, a su juicio, pasó a convertirse en “una herramienta de revancha en manos de los que detentan el poder”.
Sobre la situación que vive la expresidenta, detenida preventivamente hace casi seis meses, el clero observa “la evidente conculcación de su derecho a defenderse en libertad y al debido proceso, además del trato falto de piedad recibido”, frente al deterioro de su salud física y mental.
“No se puede seguir ignorando los derechos fundamentales reconocidos por nuestra Constitución y pasar por alto el principio de presunción de inocencia; menos aún, usarlo arbitrariamente”, sostienen los prelados.
Agregaron que “es de conocimiento público, el desconocimiento del conjunto de derechos y libertades en democracia, propio de un Estado de derecho, por parte del sistema judiciario que ha pasado a ser una herramienta de revancha en manos de los que detentan el poder, desconociendo la independencia de poderes, dañando gravemente la democracia y causando indefensión y sufrimientos en tantos ciudadanos”.
Enfatizan que “ya no se puede postergar una verdadera reforma del sistema judicial que recupere la administración de la justicia transparente, imparcial e independiente”, señalando que “solo así se puede garantizar el estado de derecho y la democracia, la dignidad de toda persona y el bien común, la unidad y el desarrollo verdadero y pleno de nuestra sociedad”.
Abogan para que exista un acuerdo nacional, “en el que tengan representación todos los sectores políticos y sociales, con espíritu de diálogo, de paz y respeto mutuo”, reiterando su llamado a la reconciliación, para “crear un clima fraterno y pacífico, dejando a un lado lo que divide, incluso la violencia verbal, y buscando lo que nos une”.
Por Jesus Alanoca
Fuente: El Deber
