Bombardeos de Rusia y Siria en Idlib pueden ser crímenes de lesa humanidad, según HRW

Una campaña militar en la región siria dejó cientos de muertos y desplazó a 1.4 millones de personas, alertó la organización, que responsabilizó a Putin y Al Asad. Los ataques “alcanzaron hospitales, escuelas, mercados”.

El bombardeo de civiles por parte de las fuerzas armadas sirias y rusas durante una campaña contra el último bastión rebelde en el noroeste de Siria puede constituir crímenes de lesa humanidad, indicó Human Rights Watch (HRW) en un informe este jueves (15.10.2020).

La organización explicó que investigó decenas de ataques aéreos y terrestres “ilegales” contra objetivos civiles en la región alrededor de la ciudad de Idlib entre abril de 2019 y marzo de 2020, que dejaron cientos de muertos y desplazaron a más de 1.4 millones de personas.

Asimismo, llamó a la comunidad internacional a que sancione al presidente ruso Vladímir Putin y al mandatario sirio Bachar al Asad, además de otros responsables militares y civiles por abusos contra civiles durante la ofensiva.

En su informe de 167 páginas, titulado “Tener como objetivo la vida en Idlib: bombardeos rusos y sirios contra infraestructuras civiles”, HRW presentó cientos de fotos, imágenes satelitales y otros registros para examinar 46 incidentes, lo que representa solo una fracción de los ataques aéreos y bombardeos que tuvieron lugar.

Según estimaciones de la ONU citadas por HRW, cientos murieron en los ataques y 1,4 millones de personas se vieron obligadas a dejar sus hogares en Idlib, que tiene una población estimada de 3 millones de habitantes

Los ataques suponen repetidas violaciones que fueron “aparentes crímenes de guerra y pueden constituir crímenes de lesa humanidad”, apunta el informe.

Los ataques “alcanzaron hospitales, escuelas, mercados, áreas residenciales. No solo inadvertidamente, no mientras intentaban atacar a los llamados terroristas, sino deliberadamente”, dijo Kenneth Roth, director global de la organización, a la agencia de noticias Reuters.

El objetivo de la campaña militar de 11 meses “era expulsar a los civiles y hacerles la vida imposible con la esperanza de facilitar a las fuerzas armadas rusas y sirias recuperar el territorio”, detalló Roth.

La campaña terminó después de un alto el fuego firmado en marzo de este año entre Turquía y Rusia, que apoyan a bandos opuestos en el conflicto.

Rusia interviene militarmente en Siria desde 2015 en apoyo a Al Asad con personal de las fuerzas armadas, policía militar, fuerzas especiales y aviación que han llevado a cabo bombardeos en Idlib, según HRW.

DW.

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