Déficit comercial en combustibles ya supera los $us 1.000 millones hasta septiembre

Imagen: El Deber

En los nueve meses de 2022, el valor de las importaciones de diésel y gasolina sumó $us 3.323 millones, mientras que las exportaciones de gas natural acumularon los $us 2.305 millones.

El valor de las importaciones de diésel y gasolina ya supera en más de $us 1.000 millones (a septiembre de 2022) al de las exportaciones de gas natural, un indicador que denota la delicada situación del sector hidrocarburífero de Bolivia y que proyecta un déficit comercial energético para los próximos años.

Según el reporte del Instituto Nacional de Estadística (INE), de enero a septiembre de esta gestión, las internaciones de combustibles y lubricantes sumaron $us 3.323 millones, mientras que las ventas externas de gas acumularon $us 2.305 millones.

Esta inédita situación, más la tendencia de los últimos años confirman que “Bolivia está en camino a ser un país importador y que, de ahora en adelante, la balanza comercial energética será negativa”, afirmó Álvaro Ríos, ex ministro de Hidrocarburos.

Perspectivas

Los datos del INE echaron por tierra todas las previsiones con las que se inició esta gestión. YPFB, por ejemplo, proyectó que las compras de diésel y gasolina no serían mayores a los $us 2.960 millones en ingresos estimados que este 2022 recibirá por la venta externa de gas natural. No obstante, faltando tres meses para acabar el año, ya se sobrepasó con creces el récord de $us 2.120 millones en importación de combustibles de 2021.

“Si vamos a continuar así, vamos a llegar a un punto en el que ya no se va a poder (mantener la subveción) y ahí van a tener que subir el precio de los combustibles, y eso va a ser una catástrofe”, consideró Juan Yujra, secretario ejecutivo de la Federación del Transporte Pesado de Santa Cruz.

“Los mayores ingresos por el gas, principalmente por el que se exporta a la Argentina, no han podido equilibrar las enormes importaciones que hay que hacer hasta fin de año”, sostuvo Ríos, quien calcula en forma “conservadora” que hasta fin de año el balance entre lo que se recibe por gas y lo que se gasta será deficitario en más de $us 1.000 millones.

Las causas son conocidas: la declinación de la producción hidrocarburífera en el país; el aún elevado precio internacional del petróleo, por causa de la guerra; la escasez y mayor demanda de diésel en el mundo; y el mayor consumo de combustibles subvencionados en el mercado boliviano. “La combinación de estos factores hace que la situación se vuelva mucho más complicada en Bolivia, sobre todo por la negativa del Gobierno de modificar la estructura jurídica”, dijo Hugo del Granado, exvicepresidente de YPFB.

Esta estructura, detalló, contiene una serie de obstáculos para la inversión privada -como su dura carga fiscal- que causan el abandono de las actividades prospectivas y una inversión no más que suficiente para mantener el menguante ritmo de producción. “Todo esto confirma un panorama muy desalentador para la industria petrolera en Bolivia”. Así que lo más probable es que el déficit “se agudice” y que aumente el riesgo de que en el futuro se tenga que importar incluso gas natural. 

Yujra expresó su preocupación por el déficit comercial energético y recordó que un efecto de ello es que, a mediados de este 2022, la petrolera estatal tuvo problemas para importar combustibles.

Sobre el tema, el presidente de YPFB, Armin Dorgathen, en entrevista con El Deber, dijo que hace muchos años la importación de combustible no era lo que es ahora. Pero el crecimiento del país, la economía y el agro en Santa Cruz hacen que aumente el consumo también. Y que sí, los campos tienden a bajar, es obvio que la brecha seguirá aumentando y es ahí donde tienen que atacar.

Fuente: El Deber

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