Benassi, de Kachi Lodge: «Somos las víctimas y parece que a nadie le importa»

El representante del emprendimiento hotelero que fue atacado la semana pasada en el Salar de Uyuni lamenta el daño causado a la imagen de Bolivia.

Hace poco menos de una semana que el Kachi Lodge Hotel, un emprendimiento para impulsar el denominado turismo de lujo en el Salar de Uyuni, fue atacado por un grupo de personas molestas por una presunta vulneración a su derecho territorial.

El proyecto comenzó en 2019 y funcionó corto tiempo en fase experimental, hasta que tuvo que ser paralizado por la pandemia de coronavirus. Su apertura oficial quedó frustrada y pospuesta sin fecha por el ataque. Ahora sus propietarios no saben qué rumbo van a  tomar.

Jêrome Benassi, boliviano-francés,  representante legal de Amazing Scapes Bolivia, la firma propietaria del Kachi Lodge, aún no puede creer lo que ocurrió. Trabajó por casi dos décadas en el área del turismo, desde que llegó al país a sus 22 años, por lo que ahora lamenta, además de la pérdida económica, la secuela que dejará este incidente para el turismo en esa zona, que la anterior semana había sido ubicada por la revista TIME en la lista de los lugares top para visitar en el mundo.

¿Cómo comienza el proyecto de Kachi Lodge?

Comienza hace varios años, pero se ha concretado al inicio de 2019, cuando comenzamos a poner la plataforma y, en paralelo, llegamos a un convenio con la comunidad (Jirira) para impulsar el turismo en esta zona.

El proyecto es único en Bolivia y quiere, no hacer construcción, pero sí poner un campamento de lujo encima de la costra salina del salar, sin dañarla, e implementar tecnología ecológica para evitar cualquier tipo de contaminación. Tenemos seis domos para habitaciones con capacidad para 12 personas, para dar lo mejor y de alto nivel a los viajeros. En total tenemos 11 domos, de los cuales seis son habitaciones. Tenemos uno grande que es el lodge (lugar de descanso), dos técnicos, en uno de los cuales hay un sistema de agua para reciclado y otro con el tema de la electricidad, conectado a paneles solares. El último es el estar (sala de espera), donde se cuida a los huéspedes.

El proyecto iba a ser iniciado en 2020, pero lamentablemente por la crisis política y lo que vivimos por el covid se postergó. La idea era reabrir este año. Sólo faltaba un documento que me tiene que ser entregado por el Gobernador de Oruro: la licencia de turismo. La Gobernación nos otorgó la licencia ambiental y el gobierno indígena (de Salinas), la licencia de funcionamiento.

¿El corto tiempo de operaciones les permitió ingresos?

No hemos operado, pero sí hemos recibido gente. Para ser honestos, hemos recibido profesionales del turismo, influencers y también embajadores para hacer el marketing del proyecto. Por eso salió en el TIME magazine (la revista estadounidense TIME incluyó al Salar de Uyuni entre los “100 mejores lugares del mundo” en 2021).

Invitamos a gente a visitar las instalaciones y nosotros también a probar la tecnología. Nos ha servido de prueba y al mismo tiempo de marketing antes de los eventos del pasado viernes.

¿Qué fue lo que ocurrió, cómo comenzó?

Llegué jueves 22 y fuimos a Salinas para hablar con autoridades porque el Gobernador (de Oruro) iba a hablar con la población. Allí nos informaron que buses llegarían para acercarse a los domos. Nos mandaron dos policías de Salinas. Cuando había varios vehículos intentamos un diálogo. Estábamos con banderas blancas.

Armamos una comisión, pero lamentablemente rechazaron la propuesta para hablar hasta la noche. Tipo 10 de la noche unas 300 personas comenzaron a entrar a los domos por todo lado. Fue pacífico ese momento, sólo se notó que acuchillaron dos domos. 

Lamentablemente había agresividad por el alcohol que consumieron. Luego se tranquilizó, pero entre las tres y cuatro de la mañana llegó otra turba,  mucho más violenta, por el exceso de alcohol, me imagino. Llegaron con bidones de gasolina. 

¿Qué reclamaban estas personas movilizadas? Hay distintas versiones… 

La primera cosa era impedir la inauguración de los domos por el Gobernador de Oruro. El segundo pedido fue desmontar los domos. Perfecto, dijimos, pero se demora en desmontar unos 45 días, porque es un campamento de lujo; igual, al final decidieron atacar y quemar sin poder hablar, comunicar y encontrar una solución de paz. Incluso prendieron fuego en el domo grande cuando había gente dentro de él.

¿Conocían a las personas que encabezaban a esos grupos? 

No, pero se ha escuchado comentarios de personas de Llica, de Tahua y personas de Uyuni, Así comentaron, pero yo no puedo reconocer a nadie porque no estoy constante (en el lugar).

¿Y no tienen cámaras de seguridad?

No tenemos cámaras de seguridad, lamentablemente no.
 

¿Cuántas personas resultaron heridas?

De nosotros una, pero después, según comentarios de la comunidad, había agresión a las mujeres (…) Honestamente pudo ser peor, mucho peor.
 

Dice que no había ninguna opción a negociar. ¿O sea que lo que querían era causar los destrozos?

Nada, para nada. Hemos intentado, estábamos con 30 banderas blancas ahí. Hemos armado una comisión y en ella había dos policías de Uyuni y dos de Oruro para intermediar e igual no han querido. Hemos intentado todo para salvar pacíficamente, para justamente no llegar a este resultado.

¿Y ahora qué saben de las investigaciones que realiza la Policía?

Absolutamente nada. Voy a ser honesto, nadie nos ha contactado, que sea la Gobernación de Oruro, la de Potosí o el Viceministerio de Turismo. Nadie se ha puesto en contacto con nosotros. Y eso me da pena porque somos las víctimas en este asunto y parece que a nadie le importa, a pesar de que la imagen de Bolivia fue ahora bastante degradada.

¿Pusieron una denuncia formal ante la Policía?

La estamos poniendo entre hoy y mañana, por la quema de los domos.

¿Cuántos exactamente fueron destruidos? ¿Tienen un cálculo de la pérdida?

Hay cinco domos completamente quemados y tres a los que abrieron las partes plásticas con cuchillos. Hay ocho de los 11 que están en mal estado. Pero debemos volver al sitio para hacer una evaluación. 

¿Casi una semana y ninguna autoridad les contactó?

Para nada, nadie. Me parece increíble porque hemos perdido todo y al final ¿Qué vamos a hacer nosotros? Nadie se pronuncia. ¿Vamos a seguir o no vamos a seguir? Depende de muchos factores que no tenemos en las manos todavía. 

Y las autoridades que les otorgaron las licencias, ¿dijeron algo?

No, no han dicho nada hasta ahora. No se contactaron.

Nadie me ha dicho lo siento por los domos, lo siento por la comunidad de Jirira, lo siento por la imagen de Bolivia que se está transmitiendo en el mundo. Los únicos que se han  disculpado son amigos míos, personas que conozco hasta dentro de Potosí, a quienes dio vergüenza ver eso (…) las cosas se pueden resolver en diálogo, no en violencia. Imagínese el daño a Bolivia.

Por Baldwin Montero

Fuente: Página Siete

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