Delincuentes embaucan a sus víctimas por Facebook y les ofrecen vacunas anticovid a Bs 1.400; hay 17 denuncias de estafa

El comandante nacional de la Policía informa que los antisociales utilizan cédulas de identidad que han sido extraviadas para recibir pagos por Tigo Money y MoneyGram.

La Policía Boliviana ha recibido en sus registros 17 denuncias por estafa por compra de supuestas vacunas contra el coronavirus en todo el país, las cuales estaban siendo ofertadas en redes sociales en 1.400 bolivianos, las dos dosis.

El comandante general de la Policía, Jhonny Aguilera Montecinos, informó a EL DEBER, que se inició un patrullaje cibernético, a través de la unidad de Cibercrimen de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) para identificar a los responsables de este delito.

“Tras recibir las denuncias, los agentes de la Felcc identificaron que en páginas de Facebook se ofertaban las dos dosis a 1.400 bolivianos, y estas publicaciones era acompañada con fotos de envases de vacunas”, indicó.

El jefe policial dijo que las víctimas pagaron por Tigo Money y Moneygram para poder adquirir las dosis, pero estas nunca les llegaron, como lo habían prometido los vendedores.

“Por medio de los números de cuentas se identificó algunas personas, quienes no serían los responsables de este delito, debido a que habían sufrido el robo de sus cedulas de identidad y los antisociales utilizaron sus datos personales para registrarse en Tigo Money y poder cobrar el dinero a sus víctimas”, explicó.

Aguilera señalo que existen 17 denuncias de estafas por compra de supuestas vacunas anticovid en todo el país, por lo que recomendó a la población no “caer” en estas ofertas debido a que ninguna empresa farmacéutica tiene autorización para importarlas.

Luego del rastrillaje cibernético realizado ayer por la Felcc, no se ha detectado otras ofertas en redes sociales de dosis contra el Cobvi-19. Sin embargo, en la zona de Villa Fátima de La Paz, se intervino una clínica donde ofrecían supuestas vacunas y se aprehendió al administrador del lugar.

Por Ariel Melgar Cabrera

Fuente: El Deber

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